La importancia de la vacunación en esta etapa radica en garantizar la efectividad de las vacunas que los niños recibieron durante la infancia, por medio de dosis de refuerzo, dosis únicas o del inicio de esquemas de otras vacunas.
El objetivo es obtener protección completa y a largo plazo contra ocho enfermedades que pueden ser graves: difteria, tétanos, pertussis o tos convulsa, poliomielitis, sarampión, rubéola, paperas y varicela.
Es fundamental que los niños tengan al día todas las dosis de las vacunas obligatorias incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación y las recomendadas, de acuerdo con la indicación del pediatra de cabecera, para no correr riesgo de enfermarse y además evitar la transmisión de enfermedades a otras personas que no pueden protegerse (como recién nacidos o personas con problemas de inmunidad).
Consulte con su pediatra de cabecera.