Hasta fines de junio de 2021, se estaban aplicando las vacunas incluidas en el siguiente cuadro:
Vacuna | Cantidad de dosis | Intervalo mínimo entre dosis | Eficacia para prevenir enfermedad grave, hospitalización o muerte |
Sputnik V (Instituto Gamaleya; Fed. Rusa) |
2 | 21 días | Muy buena en todas las vacunas |
AZ-SKBio, AZD1222, Covishield (Universidad de Oxford y AstraZeneca; Reino Unido) |
2 | 8-12 semanas | |
BBIBP-CorV (Sinopharm; China) |
2 | 21-28 días |
Además, se había aprobado la vacuna Convidecia, desarrollada por la empresa Cansino (China), aunque aún no se estaba aplicando.
Las cuatro primeras vacunas, y también la Convidecia, actúan de forma parecida. Usan virus llamados “adenovirus” como vehículos que transportan hasta las células humanas información genética para fabricar una proteína de la superficie del coronavirus. Cuando las células producen esa proteína, que no es habitual en el cuerpo humano, el sistema inmunitario la reconoce y genera defensas. Así, si la persona vacunada se expone luego al SARS-CoV-2, el sistema inmunitario podrá reconocer el virus e iniciar una respuesta que lo neutralice. Las vacunas difieren en los adenovirus que utilizan, pero ninguno de ellos puede causar enfermedades porque son incapaces de multiplicarse en el cuerpo humano. Su función es llevar información a las células, y luego el cuerpo los elimina.
La tecnología usada para fabricar la vacuna de Sinopharm es diferente, similar a la de las vacunas antigripales disponibles en la Argentina. Contiene coronavirus completos (no solo una proteína) que fueron inactivados por un tratamiento químico. De esa forma, pierden la capacidad de infectar, multiplicarse y enfermar. Cuando una persona recibe la vacuna, estos coronavirus inactivados ingresan en el cuerpo, y el sistema inmunitario los reconoce. De esta forma, genera defensas contra futuras infecciones.
En los ensayos clínicos que se hicieron antes de que comenzaran a usarse estas vacunas, todas superaron la eficacia mínima necesaria que había estipulado la Organización Mundial de la Salud. Por el momento, solo pueden vacunarse las personas de 18 o más años, pero se están haciendo estudios de vacunas para niños, niñas y adolescentes. Algunas ya se están aplicando a este grupo en otros países.
En distintos lugares del mundo, incluida la Argentina, se está estudiando el impacto de la aplicación masiva de vacunas. Los primeros resultados indican que, en circunstancias reales, han funcionado bien como en los ensayos clínicos, sobre todo, porque redujeron de forma muy importante el riesgo de que las personas vacunadas tuvieran una forma grave de la COVID-19, necesitaran hospitalizarse o murieran.
Además, se sigue confirmando que las vacunas son seguras y se toleran bien. El 99% de los efectos secundarios posiblemente relacionados con la vacunación fueron leves o moderados. Los más frecuentes son fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y dolor de articulaciones.
En el caso de las vacunas con esquema de dos dosis, la primera dosis es la que ofrece mayor protección. Luego, la segunda la aumenta un poco más, pero, sobre todo, la mantiene durante más tiempo.
Los resultados preliminares del estudio que lleva adelante el Ministerio de Salud de la Nación para evaluar la efectividad de las distintas vacunas aplicadas en el país a personas de 60 o más años indican que la mortalidad por COVID-19 disminuyó entre el 70 % y el 80 % con una sola dosis de las vacunas Sputnik V o de la Universidad de Oxford y AstraZeneca. Con la vacuna de Sinopharm, la efectividad de una sola dosis fue algo menor.
Sin embargo, las tres vacunas mostraron una efectividad superior al 80% con ambas dosis.
Los buenos resultados con una sola dosis no significan que no vaya a aplicarse la segunda dosis luego del plazo previsto en la campaña. El esquema de dos dosis sigue siendo el principal, pero se tiene la tranquilidad de que, hasta recibir la segunda dosis, es buena la protección contra las variantes del coronavirus que circulan en la Argentina.
Por la diseminación en gran parte del mundo de la variante Delta del coronavirus, que es más contagiosa que otras variantes, se están realizando estudios para evaluar si las vacunas siguen siendo capaces de evitar esas infecciones o de prevenir las hospitalizaciones y muertes.
Los resultados iniciales con la vacuna de la Universidad de Oxford y AstraZeneca, que aún están en evaluación, llevan a pensar que las segundas dosis serán importantes, sobre todo, para evitar las infecciones, aunque una sola dosis sigue siendo efectiva para reducir las hospitalizaciones. El Instituto Gamaleya también indicó que dos dosis de la vacuna Sputnik V son efectivas contra la variante Delta, pero esos resultados aún no están disponibles.
Por el momento, se piensa, entonces, que será importante completar los esquemas de dos dosis. Hasta el cierre de esta nota, la variante Delta no circulaba aún en la Argentina.
En la Argentina, como en otros países, se decidió posponer la segunda dosis de las vacunas contra la COVID-19 para que más gente pudiera recibir la primera dosis y estar protegida. El período entre dosis que figura en el cuadro anterior es el intervalo mínimo que debe cumplirse entre ambas aplicaciones. La eficacia puede disminuir si la segunda dosis se aplica antes de tiempo, pero no disminuye si pasa más tiempo. Por lo tanto, no hay un plazo máximo para recibirla. Esto vale para cualquier vacuna, no solo para las que previenen la COVID-19. Por eso, los esquemas no se reinician, sino que se completan o continúan.
Sin embargo, por la probabilidad de que la variante Delta comience a circular en la Argentina, se está trabajando activamente para acelerar la aplicación de las segundas dosis, sobre todo, en los grupos de mayor riesgo.
Por ahora, una persona que empieza el esquema con una vacuna debe completarlo con la misma vacuna (por ejemplo, si recibió la primera dosis de la Sputnik V, la segunda dosis también debe ser también de la Sputnik V). Sin embargo, se está estudiando la posibilidad de combinar dosis de vacunas diferentes, y es posible que pronto haya novedades sobre este tema.
También se encuentra en estudio la aplicación simultánea de las vacunas contra la COVID-19 y de otras vacunas que están en el Calendario Nacional de Vacunación. Por eso, por ahora, se recomienda dejar un intervalo de 14 días entre las aplicaciones, sin importar cuál se haya recibido primero.
No se sabe aún cuánto dura la protección que brindan estas vacunas porque se necesitan para esto investigaciones más prolongadas. Por eso, los ensayos siguen en curso.
Al estudiar los anticuerpos de personas que tuvieron COVID-19, se observó que la inmunidad se va perdiendo con el tiempo. Por lo tanto, algunos especialistas piensan que es posible que las vacunas deban aplicarse de forma anual. Esto se establecerá más adelante.
Sí. Las personas vacunadas con una o con dos dosis pueden contraer COVID-19. Se debe recordar que ninguna vacuna previene al 100% la infección y que la protección aparece alrededor de los 21 días de aplicada la primera dosis. Lo importante es que la gran mayoría de quienes enferman después de haberse vacunado tienen cuadros leves o asintomáticos. Aunque no tengan síntomas, portan el virus y lo transmiten. Sin embargo, también es posible que algunas personas vacunadas presenten formas más graves de la COVID-19 y necesiten internarse en un centro de salud.
Por lo tanto, es fundamental seguir cumpliendo con las medidas para prevenir que la COVID-19 se disemine:
Estas medidas, al disminuir los contagios, reducen la probabilidad de que surjan nuevas formas o “variantes” del virus como consecuencia de cambios que sufre al pasar de una persona a otra. Por ahora, las vacunas protegen contra las variantes que se conocen, pero podrían aparecer variantes que escapen a la protección de las vacunas actuales. Por lo tanto, se necesitarían nuevas vacunas. Vacunas y medidas para reducir contagios son los dos grandes pilares del cuidado en este segundo año de la pandemia.
En primer lugar, si una persona tiene algún síntoma sospechoso de COVID-19, o si tuvo contacto estrecho con una persona infectada, no debe ir a un centro de vacunación porque expone a quienes vacunan y a quienes han ido a vacunarse. Tiene que aislarse hasta confirmar o descartar que tenga la infección. En segundo lugar, si los síntomas aparecen poco después de haberse vacunado y se confirma la COVID-19, la persona no estará protegida porque la respuesta inmunitaria demora, como mínimo, 14 días. Haberse infectado antes de que se cumpla ese plazo no atenuará la respuesta inmunitaria a la vacuna.
Revisión científica: Dr. Pablo Elmassian, médico infectólogo de STAMBOULIAN.
Fecha de redacción: 30 de junio de 2021.
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