Revista Reflexiones

El frío frena el desarrollo del Aedes aegypti y disminuye la transmisión del virus. Es el momento ideal para eliminar del ambiente todos los recipientes que puedan actuar como criaderos y los huevos que hayan quedado en ellos. Esto contribuirá a que los insectos sean menos abundantes durante la próxima temporada estival.

Basta que una persona infectada con el virus del dengue llegue a una zona donde habita el mosquito Aedes aegypti para que se inicie el ciclo de transmisión: un insecto pica a esa persona y disemina el virus al picar a otra. Y la cadena se amplifica si, en ese entorno, estos vectores son cada vez más abundantes, como en Buenos Aires, donde el Aedes aegypti ha ido colonizando de forma gradual todos los barrios desde que reapareció en 1995.

Entre enero y abril de 2020, hubo un récord histórico de casos en la Argentina y en su capital. Pero la transmisión del dengue disminuye durante los meses más fríos, y es el momento para comenzar a prevenir un nuevo brote.

“No hay que esperar a que llegue el verano para correr a apagar incendios”, enfatizó Leonardo Horacio Walantus, director del Centro de Investigaciones Entomológicas de Misiones e integrante de Grupos de Investigación sobre Mosquitos en Argentina (GIMA). Esto no implica que la prevención no continúe el resto del año. “Para cada estación climática corresponden acciones particulares”, aclaró en una reflexión sobre el tema otro miembro de GIBA, Nicolás Schweigmann, investigador del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (CONICET, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires).

Hasta mediados de mayo de 2020, 496 localidades argentinas tuvieron brotes de dengue. Fuente: Boletín Integrado de Vigilancia N.º 497 del Ministerio de Salud de la Nación.

La ventaja del frío

Existen cuatro etapas en el desarrollo del Aedes aegypti: huevo, larva, pupa y adulto. La hembra pone los huevos en recipientes con agua, en general, en las paredes y por encima de la superficie del líquido, aunque a veces también directamente en él. Para que se complete el ciclo, el agua debe ser cálida pero no caliente. Las larvas no resisten temperaturas bajas. Por eso, los mosquitos abundan en verano y disminuyen con el frío.

El momento ideal para descacharrar es el invierno porque solo quedan los huevos resistentes, que lograron adaptarse a la estación. No eclosionan en condiciones adversas.

Entonces, prevenir el dengue implica, por un lado, eliminar los huevos que puedan haber quedado en recipientes domiciliarios para que no eclosionen en verano y disminuir así la futura abundancia de estos insectos. Por otro lado, evitar que estos contenedores vuelvan a cumplir la función de criaderos en el desarrollo del mosquito:

• Limpiar y eliminar los recipientes que tengan agua estancada y que puedan acumularla si no se quitan del ambiente: latas, baldes, botellas, tanques, macetas vacías, neumáticos.
• Tapar o dar vuelta los recipientes que no puedan eliminarse, pero asegurarse de que tampoco se vaya a acumular agua en la tapa o en la superficie que quede expuesta.
• Habituarse a eliminar el agua de los huecos de árboles, rocas, paredes, pozos y letrinas abandonadas.
• Rellenar los huecos de tapias y paredes donde pueda juntarse agua de lluvia.
• Habituarse a cambiar cada dos o tres días el agua de los floreros, y limpiar bien las paredes del recipiente y los tallos y raíces, ya que los huevos pueden quedar pegados a ellos.
• Evitar usar platos debajo de macetas o limpiarlos rápidamente.
• Vaciar colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia que estén tanto dentro como fuera de una vivienda, y limpiarlos frotando las paredes.
• Mantener limpias, cloradas o vacías las piletas de natación fuera de la temporada.
• Eliminar los huevos pegados en las paredes de las rejillas de desagües con agua hirviendo.

Pensar en los sitios más impensados

Desde calzado plástico abandonado a la intemperie hasta caracoles dentro de una vasija, pasando por contenedores naturales formados por hojas de una planta, se han encontrado criaderos insospechados del Aedes aegypti. O, en realidad, no tanto porque estos mosquitos se crían en cualquier acumulación de agua limpia o menos limpia, con algas u hojas. Las larvas necesitan materia orgánica para desarrollarse; por eso, ahora se sabe que también lo hacen en recipientes que acumulan agua que se percibe sucia, pero no en acúmulos en el suelo o tierra, ni en zanjas, lagunas o charcos. Sí pueden encontrarse allí larvas de otras especies de mosquitos.

La hembra del Aedes aegypti no necesariamente pone todos los huevos en el mismo recipiente. Por lo tanto, cuanta menos oferta de contenedores haya en el ambiente, más posibilidad de reducir la futura población de insectos y los casos de dengue. Esto implica la propia vivienda y las vecinas.