El agua es nuestra compañera vital, y siempre los seres humanos nos hemos sentido atraídos por atravesarla y disfrutar de ella. Sin embargo, ostenta la ambivalencia de ser a la vez fascinación y peligro. El agua enamora y también mata.
Ante una emergencia en el agua, los tiempos se acortan. No es posible muchas veces ponerse de acuerdo en un medio cambiante a cada segundo, con ruido, oscuridad e inconvenientes para comunicarse. La defensa ante la sorpresa solo es posible cuando se cuenta con experiencia y recursos aprendidos.
Un programa completo considera en simultáneo la adquisición de capacidades específicas y diferentes. Un buen nadador que no domina las habilidades de sobrevivencia puede ahogarse. Una persona que tiene recursos mínimos de respiración y de flotación, pero experiencia en habilidades para sobrevivir puede salvar su vida en una emergencia.
El recurso más importante es evitar los riesgos de modo consciente para prevenir los mal llamados “accidentes”. La percepción del riesgo no es innata. La mayoría de las personas no registra el peligro, y así ocurren las fatalidades.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) comunica que, en niños menores de 5 años, la primera causa de muerte por lesiones, por delante de los accidentes viales, son los infortunios acuáticos. En el caso de los niños mayores y de los adolescentes, los ahogamientos ocupan el segundo lugar. El ahogamiento infantil se conoce por el siniestro apelativo de “muerte silenciosa”, debido a que, por lo general, los niños no alcanzan a gritar ni producen ruido al sumergirse. Los más pequeños, por su mente prelógica, y los adolescentes, por su sed de aventuras, son las principales víctimas del ahogamiento al creerse omnipotentes como sus héroes y heroínas. En 2017, solo en la provincia de Buenos Aires, se produjeron 17 muertes por ahogamiento de chicos de hasta 4 años, según el Ministerio de Salud provincial.
No es posible defenderse de un tsunami, de una crecida no esperable de un río o de una avalancha. Por el contrario, cerca de las fuentes de agua o dentro de ellas, sean naturales o artificiales, es posible prevenir y evitar un infortunio.
El agua en cantidades menores puede engañar a los desprevenidos, ya que fuentones, baldes, macetas, inodoros y pequeñas piletas inflables son tan peligrosos como las aguas abiertas y las piscinas. Allí ocurren muchos ahogamientos, según confirma la Sociedad Argentina de Pediatría.
Lamentablemente, son comunes las secuelas por semiahogamiento, que son la fase extrema de angustiantes fallos respiratorios en personas que carecían del elemental control de la respiración bajo el agua y de la capacidad de flotar. El daño físico es tan impactante como el psicológico.
Por lo tanto, es fundamental tener en cuenta las siguientes consideraciones:
La matronatación permite aprender a nadar temprano, incorporar habilidades de supervivencia y conductas de “autocuidado”, y evitar así los falsos “accidentes” y sus tremendas consecuencias. Neonatólogos y pediatras de cada familia autorizan y controlan el desenvolvimiento de los bebés y niños en aprendizaje, y es imprescindible el control de salud y la vacunación al día. La calidad óptima del agua, garantizada por medio de controles de laboratorio, es prioritaria en matronatación prenatal y con bebés mayores de 15 días. Durante décadas, la ausencia de contagios ha sido notable, con grupos de familias con su carnet de vacunación completo. Además, los 58 años con nuestro método Matronatación y más de 16.800 familias nos han brindado una excepcional posibilidad de investigar.
Las estadísticas de la OMS señalan que un bebé se ahoga en 10 centímetros de agua en tan solo 10 segundos. Sin embargo, es posible prevenirlo. Con la matronatación, solo se necesitan ocho clases para que los bebés, luego de una caída por sorpresa, sean capaces de salir a la superficie en tres segundos y de no tragar agua ni traumatizarse. Se trata de un verdadero aprendizaje y no de entrenamientos “engañosos” que no permiten a los niños, en una emergencia y a lo largo del tiempo, salvar su vida, pues esos entrenamientos se extinguen. En la matronatación, la idea es educar a la familia entera.
Centenares de pequeños se inician en la natación habiendo perdido el placer natural y la confianza. En muchos casos, se trata de niños involuntariamente maltratados durante el baño diario y al lavarles el pelo. Para los más pequeños, son experiencias que los acercan al trauma. Gracias a la matronatación, al amoroso afianzamiento de los vínculos se suman enormes ganancias para el crecimiento y desarrollo sano, y para la seguridad. Más allá de esta, los pequeños con alguna forma de desventaja y habilidades diferentes también encuentran en la matronatación terapéutica un aliado valioso.
Asimismo, la lactancia acuática tiene beneficios para la madre y el hijo, en casos normales y en aquellos que presentan complicaciones y logran armonizarse en este medio. La experiencia puede trasladarse a la bañera doméstica, con la ayuda necesaria para evitar resbalones o caídas.Mamá entra primero y recibe en brazos al bebé. Después de amamantarlo, algún familiar lo envuelve en su toalla, y luego mamá sale del agua.
En nuestro “Programa Antipánico al Agua”, recibimos a adultos que intentaron nadar sin éxito y que, por los fracasos, sufren el descenso de su autoestima. Quienes experimentan el pánico al agua son, de algún modo, inválidos psíquicos; y esto los priva de una personalidad rica e integrada. Si se ha sufrido el daño, es necesario realizar un programa específico para recuperar el placer y la autoestima.
Aprender a nadar no es todo. Vulgarmente, se cree que nadar y sobrevivir son la misma cosa, pero no es así. Sobrevivir, conocer los riesgos y evitarlos, y saber actuar en una emergencia definen la dramática diferencia entre la vida y la muerte. Adultos y niños mayores de 10 años deberían dominar el entrenamiento en maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), que permite auxiliar a otros en momentos de emergencia. Muchas vidas han sido recuperadas por la intervención de personas “no profesionales” que auxiliaron a las víctimas correctamente y en el momento oportuno.
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