A comienzos de 2015, la Argentina incorporó a su calendario de inmunizaciones la vacuna contra el rotavirus, principal causa de diarrea y vómitos graves en niños menores de cinco años. Es ahora gratuita y obligatoria para todos los bebés, que deben recibir dos dosis: a los dos y a los cuatro meses de vida.
La vacuna está disponible en los hospitales y en los centros públicos de salud del país. No se necesita orden médica para aplicarla, y los lactantes pueden recibirla junto con otras inmunizaciones incluidas en el calendario. Se trata de una vacuna oral, es decir, que se administra por boca, pero no es un requisito que el niño realice ayuno antes o después de ingerirla. Tampoco es necesario repetir la administración si el bebé vomita, regurgita o escupe. Al igual que los nacidos a término, los prematuros deben recibir la primera dosis a los dos meses de vida.
Las infecciones provocadas por el rotavirus afectan a todos los niños del mundo y son muy contagiosas. Este agente suele causar brotes en comunidades familiares, educativas u hospitalarias. Con mayor frecuencia, se transmite por vía fecal-oral, por consumo de agua contaminada, por ingestión de alimentos crudos lavados con aguas contaminadas o preparados por individuos infectados, y de persona a persona, si las condiciones de higiene no son las adecuadas.
El rotavirus puede permanecer en la materia fecal hasta tres semanas después del inicio de la enfermedad, que se manifiesta típicamente en otoño y produce diarrea acuosa, vómitos, fiebre y dolor abdominal. La infección dura de 3 a 10 días, luego de los cuales se cura sola. Pero, en los menores de dos años, puede desencadenar un cuadro severo de deshidratación que requiere una internación inmediata y puede llegar a ocasionar la muerte.
La incorporación de la vacuna contra el rotavirus al calendario nacional apunta a brindar a más de setecientos cincuenta mil lactantes menores de seis meses la principal forma de protección contra estas infecciones. Es importante tener presente que, si un niño no se vacunó a los dos meses, puede recibir la primera dosis hasta los tres meses y medio (14 semanas y 6 días). Lo mismo sucede con la segunda, que debe administrarse antes de los seis meses (24 semanas). Como mínimo, deben transcurrir cuatro semanas entre las aplicaciones de dichas dosis.
Este año la Argentina inicia también la aplicación en el ámbito público de las vacunas contra la varicela y contra las infecciones causadas por el meningococo, entre ellas, la meningitis. Así el Calendario Nacional de Vacunación pasa a ser uno de los más completos del mundo, con 19 inmunizaciones gratuitas y obligatorias para niños, adolescentes y adultos.
De acuerdo con el Ministerio de Salud de la Nación, todos los años se registran en el país entre 350.000 y 400.000 casos de varicela. De estos, cerca de mil requieren una internación. Se trata de una enfermedad muy contagiosa, y la mayoría de los niños la tienen antes de los cinco años o durante la edad escolar. Solo uno de cada diez adultos jóvenes es susceptible de contraerla.
La varicela es una infección que se cura sola y no produce complicaciones ni secuelas cuando afecta a un niño sano. Sin embargo, puede resultar grave –incluso mortal– si la contraen recién nacidos, embarazadas o personas que presentan trastornos o condiciones que reducen las defensas. Además, la enfermedad les ocasiona ansiedad y estrés a los padres o cuidadores, y genera ausentismo y pérdida de productividad laboral de quienes se ocupan de los enfermos.
La incorporación de esta vacuna al Calendario Nacional tiene como objetivo reducir el impacto de la infección en la comunidad. Puede aplicarse de forma simultánea con las demás vacunas de calendario previstas entre los 15 y 18 meses, o de manera diferida, con cualquier intervalo de tiempo. Aquellos chicos que no hayan recibido la vacuna triple viral a los 12 meses pueden aplicarse ambas el mismo día o con un intervalo mínimo de cuatro semanas entre las dos inmunizaciones. Los niños prematuros deben vacunarse según su edad cronológica. Para otros grupos de la población, la vacuna contra la varicela está disponible en el ámbito privado.
Asimismo, en 2015 la Argentina comienza a vacunar contra el meningococo a niños y adolescentes (ver recuadro). El esquema de inmunización contempla dos dosis, a los 3 meses y 5 meses, y dos refuerzos, a los 15 meses y 11 años. Los chicos que tengan las edades mencionadas no necesitan presentar una orden médica para recibir la vacuna.
La bacteria Neisseria meningitidis (meningococo) produce una enfermedad muy grave que puede presentarse como meningitis o infección generalizada. Existe un riesgo alto de que deje secuelas irreversibles. Entre el 10 y el 20% de los afectados presentan pérdida de la audición, convulsiones, hidrocefalia, retraso madurativo, amputación de miembros y escaras que requieren injertos. En la Argentina, se registran de 200 a 300 casos anuales, y todos ellos requieren una internación para dar al paciente los cuidados médicos adecuados. Durante 2014, esta enfermedad causó la muerte de 16 niños, el 67% de ellos era menor de 5 años. Se cuenta con que este año la vacunación proteja a 750.000 lactantes.
Los adolescentes y adultos jóvenes (de hasta 25 años) constituyen grupos de riesgo para el contagio de meningitis. Esto se debe, en parte, a su estilo de vida y a ciertos hábitos sociales, como besarse, mantener contacto personal estrecho durante un tiempo prolongado en lugares cerrados y compartir bebidas, helados y lápices labiales.
Además, como los adolescentes portan el meningococo en la nariz y en las fauces, constituyen un reservorio de este agente infeccioso. Por eso, la estrategia de vacunar de forma gratuita y obligatoria a todos los chicos de 11 años tiene como objetivo disminuir la portación nasofaríngea para protegerlos a ellos e, indirectamente, a otros grupos de la población.
Aquellos niños y adolescentes que no están contemplados en el calendario nacional para la vacunación antimeningocócica pueden inmunizarse en el sector privado. De acuerdo con la marca comercial, las vacunas disponibles pueden aplicarse, incluso, hasta los 55 o 65 años. En este grupo está recomendada, por ejemplo, para quienes viajan a zonas de riesgo de contagio de meningitis, militares y reclutas, microbiólogos expuestos al meningococo y pacientes que no tienen bazo.
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