En 2022 los casos de hepatitis infantil volvieron a ser noticia. Entre abril y mayo, 650 chicos en 33 países tuvieron una inflamación grave del hígado que ocurrió de manera rápida. Dos de ellos viven en la Argentina y, como varios más, necesitaron un trasplante. Aunque aún no se sabe qué provocó la inflamación, se descartó que hayan sido los virus de la hepatitis A, B, C, D o E, causas habituales. De todas formas, las investigaciones apuntan a un agente infeccioso.
“Muchos virus respiratorios y gastrointestinales pueden ser causa de hepatitis”, explicó en un comunicado la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). Por lo tanto, cuando un niño tiene ese cuadro, se estudia con más frecuencia si puede deberse a una infección por los virus de la hepatitis, pero también por el virus de Epstein-Barr o por el citomegalovirus. Además, se investigan otros posibles desencadenantes, ya que existen hepatitis no relacionadas con infecciones virales, aunque son menos frecuentes. La inflamación puede deberse a un medicamento o sustancia tóxica, o a un trastorno autoinmunitario. En ocasiones, no se logra identificar la causa de las hepatitis agudas que se diagnostican.
Por eso, en la Argentina, los especialistas que analizan la situación local afirmaron que, por el momento, no se habían registrado más casos de los habituales ni había aumentado la cantidad de niños que necesitaron un trasplante. Sin embargo, el alerta global se mantiene porque los casos han sido más graves de lo usual, y más niños debieron ser trasplantados.
Si bien se desconoce el origen de estas hepatitis agudas graves, hubo hallazgos muy importantes. No son un efecto secundario de las vacunas contra la COVID-19. “Están totalmente descartadas”, aseveró en un seminario virtual Natalia Läufer, infectóloga y secretaria de la Comisión de Hepatitis de la Sociedad Argentina de Infectología. Se llegó a esa conclusión porque la mayoría de los chicos afectados no tenían la edad para vacunarse o no estaban vacunados. Como tampoco se encontró algún agente ambiental en común u otra causa no infecciosa, y en ningún caso se detectaron virus de la hepatitis, es posible que la hepatitis haya sido provocada por otro agente infeccioso.
“En los primeros reportes, que incluyeron 313 casos, la mitad tuvo resultados positivos de adenovirus en análisis de sangre”, informó a Reflexiones Fabiana García, médica infectóloga pediatra de STAMBOULIAN y FUNCEI. En algunos de ellos, se identificó el adenovirus F41. Otro grupo de niños tenía o había tenido infección por el SARS-CoV-2, e, incluso, a algunos pacientes se les detectaron ambos virus a la vez. Pero que hayan estado presentes no significa que hayan causado la inflamación del hígado.
Las infecciones por adenovirus son comunes y afectan las vías respiratorias, los ojos, el intestino, el hígado, el aparato urinario o la amígdala faríngea. El adenovirus F41 infecta con preferencia el aparato gastrointestinal y es una de las principales causas de diarrea en niños, sobre todo, menores de 2 años, pero también en personas con defensas disminuidas. A estas últimas, con frecuencia, es necesario internarlas: la enfermedad puede llegar a ser muy grave. “En chicos con leucemia u otras situaciones que afectan la inmunidad, ya se habían visto hepatitis graves por adenovirus, pero hasta ahora no se conocen con certeza casos de niños sanos. Fue una gran sorpresa encontrar el adenovirus en algunos pacientes estudiados”, informó García. Claudia Vujacich, infectóloga y coordinadora de la Unidad de Hepatitis Virales de STAMBOULIAN y FUNCEI coincidió en que es “una novedad”.
“Se ha propuesto que la infección por el SARS-CoV-2 podría hacer a los niños más sensibles al daño de distintos órganos por adenovirus, que son virus que conocemos desde hace mucho tiempo”, detalló Vujacich, que es miembro fundadora de la Comisión de Hepatitis de la SADI. Algunos niños estudiados habían tenido COVID-19 varios meses antes de la hepatitis grave de causa desconocida, pero a otros se les detectó el SARS-CoV-2 al internarlos. Otra posible explicación de estos casos atípicos es que la mayor susceptibilidad de los niños podría deberse a que estuvieron poco expuestos al adenovirus o a otros virus durante la pandemia.
En el Reino Unido, donde se informaron los primeros casos de hepatitis de origen desconocido, algunos niños habían tenido al comienzo síntomas gastrointestinales –diarrea, vómitos, dolor abdominal– y luego ictericia (coloración amarillenta de la piel o de la conjuntiva). Ese es uno de los síntomas de hepatitis, junto con una sensación intensa de falta de fuerza, pérdida de apetito, vómitos, dolor en la zona del abdomen o de articulaciones, decoloración de la materia fecal, orina de color marrón-anaranjado, fiebre y pérdida de sangre por la nariz. “Un tercio de las hepatitis infecciosas se manifiestan con los síntomas clásicos antes referidos, un tercio es asintomática y el otro tercio se confunde con un cuadro gripal”, puntualizó García.
Läufer destacó que se debe consultar con un médico si un niño o adolescente menor de 16 años tiene ictericia, uno de los signos de alerta más claros, y síntomas gastrointestinales. Muchos chicos estudiados no habían tenido fiebre. También se debe prestar atención a si aparecen los demás síntomas de hepatitis y hacer con rapidez la consulta. “Según los hallazgos clínicos, el médico solicitará luego estudios de laboratorio”, agregó García.
Por la aparición de estos casos de hepatitis, el Ministerio de Salud recomendó reforzar medidas de higiene básicas para prevenir infecciones por adenovirus y otros microbios habituales. En general, los adenovirus se transmiten por el contacto con secreciones de una persona infectada o con un objeto contaminado, y a través de gotas que se emiten al hablar, toser o estornudar. Otra vía de transmisión es el agua o, en el caso del adenovirus F41, la vía fecal-oral: cuando manos, objetos o superficies contaminados con materia fecal entran en contacto con la boca, o cuando se ingiere agua o alimentos contaminados. El virus de la hepatitis A también se elimina en la materia fecal y se transmite de forma similar.
Por lo tanto, Läufer destacó: “Todas las medidas de cuidado que hemos tenido durante este tiempo, principalmente, el lavado de manos, incluso después de ir al baño, son superimportantes”. Los demás hábitos que es necesario mantener son los siguientes:
Además, Vujacich remarcó la importancia de usar barbijo. “En épocas invernales, protege contra muchas enfermedades respiratorias”, agrega. García destacó, además de las medidas higiénicas, la lactancia materna para cuidar a los bebés.
Asimismo, es fundamental que los chicos hayan recibido las vacunas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación para cada edad, entre ellas, las que previenen las hepatitis A y B. Todos los niños del país tienen derecho vacunarse gratis. Sin embargo, las coberturas de vacunación infantil contra esas y otras infecciones ya venían disminuyendo desde antes de la pandemia, y la tendencia se acentuó con la crisis. “Es fundamental iniciar o completar los esquemas de todas las vacunas que estén pendientes”, subrayó Vujacich. Además, según la edad, se recomienda vacunar a los chicos contra la COVID-19.
Desde 2005 se aplica una sola dosis de la vacuna contra la hepatitis A a los niños de 12 meses. Aquellos con defensas disminuidas por enfermedades, tratamientos u otras causas necesitan recibir dos dosis. “Gracias a esta estrategia, ya hace varios años que no se realizan en la Argentina trasplantes por hepatitis A fulminante”, enfatizó García. El esquema de vacunación infantil contra la hepatitis B forma parte del Calendario desde 1998. Incluye una dosis al nacer (hasta 12 horas después) y luego se lo completa con la vacuna quíntuple o pentavalente (tres dosis a los 2, 4 y 6 meses de vida). Además, se aplica un refuerzo cuando los chicos cumplen 15-18 meses. Si no iniciaron o completaron el esquema a esas edades, pueden hacerlo al cumplir 11 años (tres dosis; 0, 1 y 6 meses). Los adultos también pueden vacunarse contra las hepatitis A y B para cuidarse ellos, a los más pequeños y todas las personas con quienes conviven.
Argentina. Ministerio de Salud. Alerta epidemiológica. 27 de abril de 2022 – SE 17. Casos de hepatitis aguda grave de origen desconocido en población pediátrica. Disponible en https://bancos.salud.gob.ar/sites/default/files/2022-04/alerta-hepatitis.pdf.
Argentina. Ministerio de Salud. Información relevante del Ministerio de Salud de la Nación ante casos sospechosos de hepatitis aguda grave de origen desconocido en población pediátrica; 5 de mayo de 2022. Disponible en https://www.argentina.gob.ar/noticias/informacion-relevante-del-ministerio-de-salud-de-la-nacion-ante-casos-sospechosos-de.
Claudia Sarkis y Natalia Läufer. Hepatitis aguda grave de origen desconocido en población pediátrica. ¿Qué debemos saber? Seminario virtual de la Sociedad Argentina de Infectología, coordinado por la Dra. Rosa Bologna; mayo de 2022. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=75mSWmIwCkc-.
Organización Mundial de la Salud. Acute hepatitis of unknown aetiology in children – Multi-country; 27 de mayo de 2022. Disponible en https://www.who.int/emergencies/disease-outbreak-news/item/DON-389.
Sociedad Argentina de Pediatría. Alerta y consideraciones sobre brote de hepatitis aguda grave de origen desconocido en niños; 27 de abril de 2022. Disponible en https://www.sap.org.ar/uploads/documentos/documentos_alerta-y-consideraciones-sobre-brote-de-hepatitis-aguda-grave-de-origen-desconocido-en-ninos-299.pdf.
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