Uno de los recuerdos más queridos que tengo de mi infancia es la generosidad con que mi madre escribía cartas. Muchas otras emigrantes armenias se acercaban a nuestra casa para dictarle las noticias que querían hacer llegar a sus familias. A diferencia de ella, que había escapado del genocidio hacia el Líbano y había estudiado luego allí para ser maestra, aquellas mujeres no sabían ni leer ni escribir.
Esa seguía siendo la realidad de 500 millones de mujeres y 129 millones de chicas en el mundo antes de la pandemia, según informes de la UNESCO y de UNICEF. Con Soledad Llarrull, nuestra editora, investigamos esas y otras fuentes para conocer mejor la situación global antes de la crisis sanitaria. Solo uno de cada dos países había logrado la igualdad de acceso a la educación primaria de niñas y niños, pero la brecha era más profunda al avanzar hacia la educación secundaria o superior. Uno de los motivos es que las familias con bajos ingresos suelen priorizar que estudien los varones. Junto con la pobreza, otras barreras para que las niñas accedan a la educación son el matrimonio infantil y el embarazo, la violencia de género y las construcciones sociales sobre el papel de la mujer. Además, la probabilidad de que queden excluidas de la escuela es el doble en los países con conflictos bélicos que en aquellos que no los tienen.
“Después de haberme graduado de la universidad el año pasado y de haber comenzado a hacer mi propia carrera, no puedo imaginar perderlo todo y volver a una vida definida para mí por hombres armados”, declaró Malala Yousafzai en el New York Times en agosto de 2021, luego de que los talibanes volvieran a tomar el control en Afganistán. Allí Malala casi muere asesinada por este régimen, que prohibía a casi todas las niñas y adolescentes asistir a la escuela, derecho por el que la joven reclamaba entonces y también ahora. Como muchas otras personas dentro y fuera de su país, teme que se vuelvan a pisotear con violencia los derechos de las mujeres, que ya no puedan sostener un libro, ni entrar en un salón de clases, ni llegar a la universidad, ni conseguir un trabajo o mantener el que tenían.
Quizá con la misma convicción que Malala, 83.690 jóvenes argentinas terminaron su carrera en 2019. Fueron 6 de cada 10 personas graduadas en esa promoción. Según el mismo informe del Ministerio de Educación de la Nación, cada año se inscriben más mujeres que varones en universidades o instituciones terciarias. “Además, las mujeres se gradúan más que los hombres, especialmente en los niveles de pregrado y grado”, señala el documento.
Averiguando sobre otras diferencias de género relacionadas con la educación en nuestro país, encontramos un avance muy importante de las mujeres en la escuela secundaria. En 2006, mientras que solo dos de cada diez mujeres de 85 años o más habían terminado la secundaria, siete de cada diez jóvenes de 19 a 24 años tenían el mismo nivel educativo. La proporción se había triplicado. Además, desde 1950 hasta 2006, el porcentaje de mujeres con secundario completo ha sido siempre mayor que el de varones, de acuerdo con un estudio de Ana Miranda, investigadora del CONICET y de la sede argentina de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). En un informe más reciente, se concluyó que son más las chicas que finalizan la trayectoria escolar.
Sin embargo, UNESCO, UNICEF y la fundación de Malala, entre otros organismos internacionales, coinciden en que la pandemia tendrá un enorme impacto en la educación, cuya magnitud aún no podemos dimensionar. El Banco Interamericano de Desarrollo estimó que 1,2 millones de niñas, niños y jóvenes podrían quedar excluidos del sistema educativo en América Latina y el Caribe —es muy gráfico el mapa de aumento de la exclusión educativa por país desde México hasta la Argentina—. También vaticinó que la crisis por la COVID-19 afectará, sobre todo, a estudiantes de familias con bajos ingresos o vulnerables. En cuanto a las edades, el grupo más afectado sería el de 15 a 17 años.
En octubre de 2021, al conmemorarse el Día Internacional de la Niña, la UNESCO publicó el informe Cuando las escuelas cierran, que expone la repercusión de las cuestiones relativas al género en el aprendizaje, la salud y el bienestar por el cierre de las escuelas durante la pandemia. “Como las niñas han pasado más tiempo en la casa, esto provocó a menudo una mayor carga en sus quehaceres domésticos”, asevera. Además, ha existido una brecha digital entre niñas y niños que a ellas les limitó la capacidad de aprender de forma virtual. “En los países en donde se dispone de datos, las adolescentes entre 15 y 19 años de edad tuvieron menos posibilidades que los niños de utilizar la Internet durante los 12 últimos meses, y fueron menos numerosas en disponer de un teléfono móvil”, puntualiza el estudio.
Ya en 2020, UNESCO, ONU Mujeres y Plan Internacional habían alertado que el tiempo que podrían dedicarle las niñas y adolescentes a sus estudios estaba afectado por el cierre de las escuelas y por el incremento de su dedicación en labores domésticas y de cuidado, pero también por el aumento de la violencia psicológica, física y sexual. “Existe un círculo vicioso: las niñas que no asisten a la escuela tienen más probabilidades de ser obligadas a casarse o unirse a un hombre”, advierten. En la Argentina, casi el 5 % de las menores de 18 años están casadas o en situación de convivencia con varones, en su mayoría, de 10 a 15 años mayores que ellas.
Por eso, para cerrar esta reflexión, nos pareció útil invitar a quienes nos leen a pensar qué pueden hacer para ayudar a niñas, adolescentes y jóvenes a volver a los establecimientos educativos o a permanecer en ellos para desarrollarse. Aquí hay una guía con recursos para madres, padres o tutores/as; docentes; estudiantes; personas que ejercen la abogacía o con cargos políticos o legislativos; usuarios/as de redes sociales; periodistas; y toda la ciudadanía comprometida. No son, por supuesto, las únicas ideas posibles, pero nos invitan a ponernos en acción.
Argentina. Ministerio de Educación. Mujeres en el Sistema Universitario Argentino 2019-2020. Disponible en https://drive.google.com/file/d/1QUPb0iNqnzvT-Tnenj3EY8DNufDsOy_S/view.
Banco Interamericano de Desarrollo. Hablemos de Política Educativa / América Latina y el Caribe. 3 ¿Una década perdida? Los costos educativos de la crisis sanitaria en América Latina y el Caribe; 2020. Disponible en https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Hablemos-de-Politica-Educativa-3-Una-decada-perdida–Los-costos-educativos-de-la-crisis-sanitaria-en-America-Latina-y-el-Caribe.pdf.
Fernández M. Cada 8 minutos un alumno argentino repite o abandona la secundaria; 2018. Disponible en https://www.infobae.com/educacion/2018/04/10/cada-8-minutos-un-alumno-argentino-repite-o-abandona-la-secundaria/.
Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM). Hablemos de Matrimonio Infantil en Argentina; 2021. Disponible en http://feim.org.ar/2021/05/20/hablemos-de-matrimonio-infantil-en-argentina/.
Miranda A. Educación secundaria, desigualdad y género en Argentina; 2009. Disponible en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-66662010000200010.
UNESCO. Education and gender equality. Disponible en https://en.unesco.org/themes/education-and-gender-equality.
UNESCO. Cuando las escuelas cierran: un nuevo estudio realizado por la UNESCO revela la incapacidad de tomar en cuenta el género en las respuestas educativas a la COVID-19; 11 de octubre de 2021. Disponible en https://es.unesco.org/news/cuando-escuelas-cierran-nuevo-estudio-realizado-unesco-revela-incapacidad-tomar-cuenta-genero.
UNICEF. Girls’ education. Disponible en https://www.unicef.org/education/girls-education.
Yousafzai M. Malala: Temo por mis hermanas en Afganistán; 2021. Disponible en https://www.nytimes.com/es/2021/08/17/espanol/opinion/malala-mujeres-afganistan-talibanes.html.
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