Parecía imposible que los ingleses pudieran frenar los bombardeos alemanes sobre varias ciudades, en especial, Londres, entre septiembre de 1940 y mayo de 1941. Sin embargo, un escuadrón de las Fuerzas Aéreas Reales, dotado de un nuevo sistema de radar aéreo, detectó y derribó múltiples aviones enemigos. ¿Cómo justificarlo? Tan poderoso avance –claro está– debía permanecer en secreto. Según el Ministerio de Propaganda británico, había sido gracias a la buena visión de los pilotos británicos. ¿Acaso comían zanahorias?
Se escuchan esta y otras afirmaciones sobre cómo mejorar la vista o sobre situaciones que la debilitan o dañan los ojos. Pero es importante conocer cuáles son falsas y no difundirlas, ya que pueden afectar la calidad de vida y desviar la atención de los verdaderos cuidados necesarios. A continuación, los mitos más frecuentes.
1- Hay que comer muchas zanahorias para tener ojos sanos y ver bien.
Este mito nació, de hecho, con aquel episodio de la Segunda Guerra Mundial. Si bien la campaña logró su objetivo, la mayoría de los británicos que salieron a comprar zanahorias no deben de haber notado diferencia alguna. Es que, si bien la vitamina A, presente en esta raíz, contribuye a la capacidad visual, no es necesario incrementar la cantidad ingerida. Lo fundamental es adoptar y mantener una alimentación balanceada y saludable, que aportará por sí misma la cantidad necesaria de esta y de otras vitaminas, además de otros beneficios para la salud.
2- Los ojos no están sanos si se necesitan anteojos.
La cantidad de personas que tienen el 100 % de visión sin necesidad de anteojos es mínima. La mayoría presenta algún defecto visual refractivo que, según su magnitud y la actividad, molesta más o menos. Por ejemplo, tener miopía baja o no tenerla puede compararse con ser más alto o más bajo: es una variación de un estado de salud, pero no implica que exista una enfermedad. El 30 % de la población mundial es miope. Sin embargo, las miopías de más de seis dioptrías, así como la hipermetropía y el astigmatismo extremos, no solo requieren usar anteojos, sino que se pueden asociar con enfermedades oculares. La miopía extrema predispone a desprendimiento de retina, maculopatía y glaucoma. La hipermetropía extrema aumenta la incidencia de glaucoma de ángulo cerrado, y el astigmatismo extremo puede asociarse con afecciones de la córnea, como el queratocono.
3- Es mejor no usar lentes de forma permanente, aunque uno los necesite.
Usar siempre los anteojos recetados, según el caso, puede ser imprescindible. De hecho, hasta los 6 u 8 años, es fundamental porque durante esa etapa de la vida se desarrolla la visión. Si a un niño se le cubriera un ojo a los 2 años y se le destapara a los 8, vería poco con ese ojo porque este, al no recibir luz ni imágenes, no se desarrollaría. Pero, si se hiciera lo mismo con una persona entre los 15 y 60 años, no notaría ningún cambio porque el ojo ya estaba desarrollado. Más allá de los 8 años, el uso permanente de anteojos permite la correcta socialización y funcionamiento. Si no se utilizan, la persona verá mal y sentirá cansancio por el esfuerzo visual que esto implica. Las lentes de contacto también pueden usarse de modo permanente, según la indicación médica, siempre que se hayan diseñado para esto. Usar lentes de contacto implica respetar normas estrictas para higienizarlas y cuidarlas. Suelen indicarse lágrimas artificiales con intervalos regulares.
4- La cirugía láser no es permanente.
La cirugía con láser (cirugía refractiva) se indica para corregir la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo cuando están estables. El objetivo real de este tipo de cirugía es la independencia de la corrección óptica, es decir, que la persona pueda realizar la mayoría de sus actividades sin corrección y, quizá, para alguna situación (conducción nocturna, cine, visión cercana) necesite alguna ayuda óptica. En el caso de la miopía y del astigmatismo, los pacientes deben ser mayores de 25 años y haber usado anteojos con la misma graduación durante, al menos, dos años. Para la hipermetropía, se indica a mayores de 40. Si bien no hay ninguna certeza, las posibilidades de que la vista empeore son muy pocas. La corrección con el láser es permanente. La única excepción es si, por alguna razón, como el embarazo o factores genéticos, la miopía o el astigmatismo progresan. Las miopías que se tratan con láser son las de menos de seis dioptrías si el resto del examen ocular es normal. Para las más altas, se recurre a otro tipo de cirugía, que utiliza una lente intraocular. Si, en ese caso, progresara después de dos años de estabilidad, se puede combinar con el láser en algunas circunstancias. Cuanto más alta es la miopía, más posibilidad hay de que siga progresando, aunque haya estado detenida durante un par de años.
5- No hay que usar ni exigir demasiado los ojos porque se pueden dañar o uno puede dejar de ver.
Afortunadamente, esto no sucede en la mayoría de los casos. El ejemplo más claro son las personas que, por algún acontecimiento desgraciado, han perdido la capacidad visual de un ojo. Si el otro no tiene ninguna enfermedad, puede funcionar bien durante el resto de la vida.
6- Usar una computadora por mucho tiempo daña los ojos.
Cerca del 80 % de los usuarios de computadoras sienten alguna molestia: visión borrosa, dificultad para mantener el foco estable en la pantalla, sensación de visión doble, irritación ocular, picazón, lagrimeo, sensación de arenilla, dolor de cabeza o tensión en las cejas, frente y cuello, entre otras. No existen evidencias científicas convincentes de que los monitores produzcan lesiones permanentes en los ojos. El cansancio es transitorio y se relaciona con el tiempo de exposición.
También hay varios factores anatómicos y fisiológicos que influyen en las molestias. Cuando una persona mira a lo lejos (a más de seis metros), el ojo está en condiciones de reposo. En cambio, cuando mira una imagen cercana (pantalla de computadora, libro), los músculos extra e intraoculares trabajan para mantener los ojos en un punto cercano y central, y las células visuales se deben adaptar a las sensaciones de brillo, contraste, tamaño, forma que aparecen en la pantalla para que el cerebro las pueda interpretar. Al aumentar la apertura de los párpados por la posición alta de la pantalla y disminuir la frecuencia de parpadeo de 12 (normal) a 5 veces por minuto, la superficie ocular no se hidrata correctamente; y se sienten los ojos secos. Es lógico que, cuanto más uno trabaja, más molestias sienta. Lo bueno es que pueden minimizarse (recuadro).
7- Leer con poca luz hace mal a los ojos.
Como en el caso de las pantallas de computadora, leer con poca luz cansa los ojos, pero no los daña.
8- Sentarse muy cerca del televisor es perjudicial para la vista.
Hasta ahora, tampoco se han encontrado pruebas científicas que avalen esta afirmación.
9- No hace falta hacerse un examen de los ojos hasta tener unos 40 a 50 años.
Al envejecer, hay más riesgo de tener una enfermedad ocular, pero estas pueden ocurrir en cualquier momento de la vida. Los controles visuales recomendados son al nacer, a los 6 meses, al tercer año de vida, al ingreso escolar y luego cada 2 años.
10- Los ojos claros son más delicados y deben protegerse con lentes de sol.
Naturalmente, son más fotofóbicos, es decir, sufren más molestias por la luz. Esto se debe, por un lado, a que tienen menos pigmentos, que funcionan como si fueran una pantalla para atenuar la luminosidad. Por otro lado, las personas con ojos claros, en general, tienen pupilas más grandes, pero esto no implica ninguna enfermedad. Para contrarrestar la molestia causada por la luz, pueden, si desean o les resulta cómodo, usar lentes de sol. Sin embargo, si no lo hacen, no sufrirán ninguna consecuencia negativa para la visión o la salud ocular.
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